A mí siempre me la habían contado como una simple historia de buenos y malos.
Por un lado el virtuoso , verdadero héroe, terror de sus enemigos gracias a la fuerza sobrehumana que le proporcionaba su pelo.
Por otro lado su pérfida y traidora esposa, Dalila, cruel y despiadada mujer capaz de vender a su marido a los filisteos por unas cuantas monedas.
La historia acababa cuando Sansón, después de un buen rapado que le hace su señora mientras duerme y atado a las columnas del templo, saca fuerzas de no se sabe dónde (¿tendría pelo en sitios ocultos?), las derriba y muere aplastado. Él y un montón de filisteos más que en esos momentos celebraban el acontecimiento.
Un verdadero mártir el Sansón, vamos.
Sunday, April 13, 2008
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